lunes, 9 de diciembre de 2013

Observando el virus de la hepatitis c directamente en tejido hepático de pacientes transplantados


Visualización del VHC en biopsias de hígado de pacientes con recurrencia de la infección tras el trasplante hepático.

La hepatitis C es la indicación más frecuente de trasplante hepático (TH) en nuestro medio. La infección del injerto es universal en pacientes que llegan al trasplante con carga viral detectable, y una proporción significativa de estos desarrollan una hepatitis crónica que culmina en cirrosis y fallo hepático.

Poder ver el virus en el hígado tiene especial relevancia para el diagnóstico de la recurrencia de la infección así como para el manejo clínico de la enfermedad y la toma de decisiones terapéuticas asociadas. Asimismo, podría aportar información importante referente al ciclo de vida del VHC y la respuesta del hospedador, incluyendo la localización del virus y la relación entre los sitios de replicación del virus y dónde se produce el daño hepático.

En este trabajo nos propusimos analizar la presencia del virus en biopsias hepáticas de pacientes con recidiva de la infección.  Nos centramos en el marco del TH puesto que nos permitía disponer de: 1) la muestra de reperfusión, que nos sirvió de control negativo puesto que se adquiere justo después de la revascularización del nuevo órgano (cuando la replicación del virus aún no ha empezado) y 2) la muestra de fase aguda, adquirida cuando los pacientes hacen un pico de carga viral debido a los tratamientos de inmunosupresión administrados (lo que permite aumentar la probabilidad de detectar el virus). En concreto analizamos mediante técnicas de inmunofluorescencia y microscopia confocal la presencia de dos proteínas virales: core (proteína estructural de la nucleocápside viral) y NS5A (proteína no estructural involucrada en la replicación del VHC) y lo relacionamos con parámetros histopatológicos de inflamación y daño hepático. También llevamos a cabo el análisis en 3D de células individuales para determinar la distribución relativa de las proteínas del virus y su relación con las lípid droplets (LD), estructuras lipídicas de la célula hospedadora donde se produce la replicación y ensamblaje de las partículas virales infecciosas.

Los resultados obtenidos muestran que las proteínas del virus se expresan aleatoriamente en el citoplasma de los hepatocitos y que existe una correlación significativa entre los niveles de la proteína del core vs. las enzimas hepáticas y la actividad inflamatoria, es decir, daño hepático. Además, demostramos por primera vez in vivo la colocalización de NS5A alrededor de las LD, lo que confirma el rol de estas estructuras en la replicación y producción de partículas del VHC.


miércoles, 4 de diciembre de 2013

¿Podemos predecir si un paciente se curará con el tratamiento?


La infección por el virus de la hepatitis C (VHC) es la causa más frecuente de enfermedad hepática crónica y la indicación más importante de trasplante de hígado en nuestro país. Por desgracia, si hay VHC circulante en la sangre en el momento del trasplante, el virus infecta irremediablemente el hígado trasplantado y produce una hepatitis en el órgano que puede conducir a una nueva cirrosis en el hígado trasplantado en pocos años.

Para intentar mejorar esta situación, en pacientes trasplantados por hepatitis C con progresión de la enfermedad se indica tratamiento antiviral. Sin embargo las tasas de curación (respuesta viral sostenida) con la combinación de interferón pegilado y ribavirina son bajas (30%) y además el tratamiento tiene importantes efectos adversos. Por ello, es importante intentar predecir las probabilidades de respuesta para indicar correctamente el tratamiento.

En nuestro estudio, incluimos 144 pacientes trasplantados infectados por el virus de la hepatitis C que recibieron tratamiento antiviral con interferón pegilado y ribavirina después del trasplante, y estudiamos las características en el momento de iniciar el tratamiento que se asociaron con la respuesta al mismo. Además, estudiamos cuál era la evolución de los pacientes en función de si respondieron o no al tratamiento.

El 32% de los pacientes respondieron al tratamiento (se curaron). Los factores que se asociaron con la respuesta fueron la edad del hígado donante, la carga viral (cantidad de virus en sangre) al inicio del tratamiento, el recibir ciclosporina como inmunosupresión durante el tratamiento, y el ser portador del genotipo CC del gen que codifica IL28B (un tipo de interferón endógeno). Además, cuando combinamos estas características, vimos que se pueden diferenciar grupos con diferencias claras en las probabilidades de respuesta: desde el 69%-80% de pacientes con genotipo CC que además recibían ciclosporina o tenían carga viral baja o habían recibido un donante joven, hasta solamente el 20% de pacientes con genotipo no CC que no recibían ciclosporina, o tenían un donante mayor o presentaban una carga viral elevada. Además, en la segunda parte del estudio observamos que los pacientes que se curaron presentan una excelente evolución, ya que el 98% de estos pacientes estaban vivos a los 5 años frente al 52% de los pacientes que no respondieron al tratamiento.

Nuestros resultados muestran que podemos ser capaces de estimar las probabilidades de respuesta al tratamiento antiviral con interferón pegilado y ribavirina después del trasplante. Esto es importante desde el punto de vista clínico ya que aporta datos para estimar mejor el balance riesgo/beneficio del tratamiento con interferón y ribavirina. Teniendo en cuenta además el alto precio de los nuevos tratamientos, nuestros resultados podrían contribuir a una mejor selección de pacientes que requieran los nuevos antivirales, frente a los pacientes con altas posibilidades de curarse con el tratamiento estándar actual.